Es realmente intrigante como en esto del fútbol un entrenador puede llegar a concitar el aplauso general de sus colegas y ser aupado a la cresta de la ola para, acto seguido, acabar con sus huesos en las profundidades. ¿Cómo es posible que un buen técnico, de capacidad reconocida, ya no sirva simplemente porque su equipo no da lo que se espera de él? La inesperada derrota del otro día en casa frente al Wolverhampton Wanderers ha disparado los rumores acerca de la contratación de un nuevo técnico que sustituya a Roy Hodgson al frente del Liverpool. La racha del club de Anfield no es tan mala –tres victorias y tres derrotas- pero es cierto que la clasificación y el juego de los ´Reds´ no son ni de lejos lo que uno puede esperar de un clásico como el Liverpool. Además, para mayor desgracia Hodgson parece haber perdido las simpatías de la grada como se demostró durante el transcurso de la derrota ante los Wolves.
De un tiempo a esta parte, siempre que ha habido algún conato de crisis en Anfield se ha mirado irremisiblemente hacia Kenny Dalglish. El mítico ex jugador ha ejercido de consultor, apagafuegos, entrenador y casi manager oficioso. Todo un factotum. No es extraño que ahora que parece que Hodgson está en la picota se apunte hacia Dalglish –otra vez- como potencial sustituto en el banquillo. La afición avalaría la llegada del ex internacional galés pero está por ver que ello fuera una solución al problema. Mientras, los nuevos propietarios –New England Ventures- deshojan la margarita de si cortarle la cabeza al entrenador. Algunos de los nombres que se barajan como nuevos inquilinos del banquillo de Anfield son Rijkaard, Deschamps, Coyle, y Jurgen Klopp. Por su parte, Hodgson ha ganado algo de tiempo gracias a la balsámica –y agónica- victoria 2-1 ante el Bolton Wanderers. El héroe de Anfield (Dalglish) ya estuvo en las quinielas para ocupar la plaza dejada por Rafa Benítez este verano dado que es el preferido de la afición. Quizá por esta circunstancia los, por entonces, propietarios –los infames- Hicks y Gillett descartaron al galés, por miedo a no poder controlar a su técnico y que este se uniera a la cruzada que la grada tenía en su contra. Tras la excelente temporada realizada con el Fulham y con su premio de Manager del Año en la Premier League, Roy Hodgson era el candidato ideal y así aterrizó en la ciudad del Mersey.
Decía que la comunión entre entrenador y grada es ahora casi inexistente, algo que no es nada frecuente que ocurra en Anfield donde a la hora de elegir técnico se tiene en cuenta muy mucho la opinión de la afición –un dato: una gran parte de los entrenadores del club han sido ex jugadores. Así las cosas, la dura derrota en casa ante Wolverhampton, los cantos de la grada a favor de Dalglish y en contra de Hodgson motivaron unas declaraciones en caliente del actual técnico que no ayudaron mucho a mantener una ya de por sí débil conexión afición-entrenador. La grada cantó “Hodgson selección” –todo un dardo envenenado- y el técnico se desahogó diciendo que nunca tuvo el apoyo de Anfield y que no es plato de buen gusto trabajar donde a uno no le quieren. No ha tardado mucho el entrenador inglés en pedir disculpas al tiempo que abogó por que todos remen en la misma dirección.
No lo tiene todo perdido Hodgson ya que parece que sí que cuenta con el apoyo fundamental de los jugadores. El entrenador se ha erigido en el auténtico escudo de la plantilla, atrayendo para sí todas las críticas que, por otro lado, bien merecidamente podrían haber sido dirigidas a ciertos futbolistas. Los jugadores lo saben y están a muerte con el entrenador. Una clara muestra es la celebración de los goles de Torres y Cole que dieron la victoria a los de Liverpool ante el Bolton.
La presión que ahora tiene sobre sí Hodgson –y el Liverpool por ende- es enorme. No sólo hay que tener en cuenta que este es un club acostumbrado a luchar por títulos y que cuenta con una fantástica afición que anima sin cesar pero que no perdona el fracaso. El problema del club no es tanto este año como el que viene. Si el Liverpool no se clasifica para la Champions o no llega a la final de la Europa League las principales estrellas del equipo pueden estar diciendo adiós en verano. Los Torres, Reina, Gerrard, Meirelles y Kuyt son los únicos valores en alza de una plantilla muy deteriorada y pueden acabar haciendo las maletas después de varias temporadas de mediocridad en Anfield. El reto es, por tanto, máximo y las cosas no han empezado nada bien.
Llegados a este punto surge la pregunta: ¿Esto es un problema de entrenador o de plantilla? Quienes piensen que la culpa es del técnico dirán que ni en el peor año de Rafa Benítez se jugaba tan mal ni se estuvo tan bajo en la clasificación. Además recordarán que el fútbol del Liverpool es casi inexistente y que no hay regularidad de resultados. Finalmente reseñaran que un entrenador que cuente con las simpatías de la grada haría que los jugadores estuvieran menos presionados y los resultados acabarían llegando. Ahora el otro lado. Esta es sin lugar a dudas la peor plantilla del Liverpool de los últimos tiempos, no sólo por la falta de nombres de relevancia sino también porque las estrellas están en una forma horrible. El club se ha descapitalizado, perdiendo jugadores importantes (Xabi Alonso, Mascherano, Arbeloa, Robbie Keane o Peter Crouch) al tiempo que no se ha conseguido cubrir esos puestos con nombres de igual calidad. Cuántos fichajes fallidos ha tenido el Liverpool desde que llegó Torres… Si tengo que dar mi opinión, creo que con despedir a Hodgson no se consigue nada. El Liverpool necesita orden, criterio y tiempo. Cierto es que la llegada de los nuevos propietarios ha ayudado pero eso sólo es el principio. Ahora hay que acertar con los fichajes, dar confianza a un entrenador y tener paciencia con los resultados. Paciencia, una cualidad que se vende cara en esto del fútbol ¿No os parece?
5 comentarios:
Buenísimo artículo como siempre,la verdad es que tienes razón.La grada culpa a Hodgson,y muchos podemos creer que es de la falta de calidad en determinados puestos,como es el mediocentro.De todas las soluciones,yo optaría por apostar un poco más por Hodgson y traerle algún mediocentro,por que hay es donde está el mayor punto débil de un Liverpool,en el que Leiva es el dueño del centro del campo ufff,mal asunto.
Saludos David,como siempre
fantástico :)
No es Inglaterra amiga de destituir entrenadores, al menos al rítmo al que se hace en otros países. Y en líneas generales, me parece muy bien.
Pero ante la pregunta del título del post, hoy me decanto ante la opinión contraria, es decir, sí destituiría a Roy Hodgson por una sencilla razón, se le ve incapaz de transmitir a sus jugadores ilusión, se les ve tremendamente hundidos y lo peor no es ser incapaz, sino además parecerlo.
Y además creo que los nuevos propietarios no tardarán en traer su apuesta personal. Se juegan mucho y no hay cosa peor que perder una apuesta que no has hecho tú.
Saludos, buen post.
@ Machaco
Cierto es que tacticamente Hodgson no es ninguna maravilla y que su fútbol es aburrido a rabiar, pero también lo era el de Benítez. El Liverpool necesita resultados y teniendo la plantilla que tiene estos llegarán antes con un tipo de entrenador defensivo que arme una buena zaga más que traer a alguien que prometa espectáculo.
Personalmente quiero el bien del Liverpool. Aunque soy un Gunner hasta la médula he viajado a Liverpool y he estado en Anfield, en el césped y sus vestuarios y es pura historia del fútbol. Un club señor que todo gran aficionado debería amar.
A mucha gente creo que que le gustaría retroceder en el tiempo y dejar a Banítez trabajar.Su equipo tenía sello,y este no.Es así de simple.¿Hodgson puede cambiar esto?Creo que no es el entrenador adecuado,y hay varios en el mercado que creo sí podrían hacerlo.
@ Turu
Amigo turu, espero ansioso los nombres de quienes serían para tí los mejores candidatos al banquillo del Liverpool.
Yo me reafirmo en que el Liverpool ahora mismo no tiene una gran plantilla, si mucho un once más o menos apañado para media tabla.
Además, sobre cualquier otro entrenador, Hodgson es un perro viejo que conoce la Premier muy bien.
Con todo y con eso, quizá los jugadores necesiten un revulsivo para darse cuenta de que esto no puede seguir así. De esta forma, casi mejor que le corten la cabeza a Hodgson, que acabará pasando más temprano que tarde.
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