¿Le cabe a alguien en la cabeza que un seleccionador como el de Inglaterra pueda, alguna vez, tener verdaderos problemas para encontrar un once de garantías con el que encarar dos partidos oficiales de clasificación? Estamos hablando de la sexta selección del mundo, un equipo que ha ganado el mundial una vez y que probablemente tenga la mejor liga de fútbol de este planeta. Los problemas parecen instalados en el seno de los ´Pross´ y Capello demuestra más bien poca habilidad para lidiar con ellos proporcionando no poca carnaza a los tabloides para atacarle por sus decisiones desacertadas. La estrella de Fabio pareció romperse tras una fase de clasificación inmaculada en la que fueron primeros de grupo y sólo cedieron tres puntos en la última jornada ante Ucrania. Desde entonces, una cadena de estrépitos.
La comunicación con sus jugadores destaca por ser uno de los principales –si no el más importante- de los problemas de Capello. Su nivel de conocimiento del idioma es básico –siendo muy generoso- y tampoco este demuestra tener una implicación especial con sus pupilos más allá de las sesiones de entrenamiento. Además, ha sido muy criticado por el sistema de juego con el que Inglaterra jugó el mundial, el 4-4-2. La prensa ha tildado este modelo táctico de anclado en el pasado e instó al manager a mirar a selecciones como la española o la alemana en este sentido.
¿Alguien se imagina que Vicente del Bosque convocara a, digamos, César Sánchez, portero del Valencia CF cuando este estuviera retirado de la selección, porque este no fuera capaz de encontrar otro portero de garantías? ¿Es posible que Bert Van Maarwijk pudiera convocar a un Ruud Van Nistelrooy que ya ha anunciado que deja la selección porque no tiene efectivos para la delantera? Podría seguir dando ejemplos con todas y cada una de las selecciones de fútbol del planeta, pero me ahorrare esa profusa enumeración para ir al grano. Hay un problema serio en Inglaterra.
La última de Capello ha sido la de intentar convencer a Emile Heskey para que volviera al equipo de cara a los próximos enfrentamientos de clasificación de dentro de unos días. Sí, el mismo Heskey que ha sido defendido a capa y espada por cada uno de los últimos entrenadores pese a que su record goleador es de 7 goles en 57 partidos. El mismo jugador que ha sido ridiculizado por los tabloides ingleses debido a su penosa actuación en el mundial. En efecto, ése futbolista que tampoco es titular indiscutible en su equipo, el Aston Villa. La excusa para este patinazo de Capello es la plaga de lesiones que asolan los puestos de delantero para Inglaterra. Rooney, Defoe, Walcott, Zamora, todos ellos están en el dique seco. El llamamiento a Heskey no hace sino que simbolizar la poca fe que Capello tiene en las caras menos conocidas de la Premier y los jóvenes valores del fútbol inglés. No tendría problemas si llamara a Darren Bent (5 goles en la Premier), Andy Carroll (4 goles), Peter Crouch, Kevin Nolan (2 goles), Michael Owen, Gabriel Agbonlahor…
La posición de manager de Capello quedó en entredicho durante el proceso de confección de la lista para el mundial. Fueron varios los acontecimientos, a cada cual peor que el anterior. Hasta el último día, casi, dejó Capello para dar los nombres de los convocados para Sudáfrica. La hecatombe: Walcott, Huddlestone, Baines, Parker y Andy Johnson se quedaron fuera mientras que los más veteranos y algunos jugadores con posibilidad de lesionarse entraron. La prensa criticó que Capello dejara fuera a Walcott y no hiciera lo propio con Shaun Wright- Phillips, que tampoco había hecho la temporada de su vida. Sobre todo cuando el italiano había mostrado por activa y por pasiva su apoyo total al jugador del Arsenal FC. Capello convocó a Gareth Barry, que se perdió el primer partido por lesión y que no estuvo nada fino. Ferdinand, James, Ledley King, Upson y el propio Heskey arrastraban problemas físicos y no venían de hacer la mejor de las temporadas. Capello, además, tuvo que llamar a Jamie Carragher que, pese a estar retirado de la selección, aceptó venir a reforzar la defensa. Todos entraron y todos acabaron jugando. Al final Ferdinand se rompió, King también, Upson jugó pero no dio la talla, a Carragher le pesan los años y Heskey sólo fue titular el primer partido y al final tuvo que conformarse con minutos esporádicos en el resto de encuentros. El nombre del inquilino de la portería de Inglaterra también llenó páginas y páginas de periódicos. De todos es sabido que precisamente no van sobrados de buenos porteros en las islas británicas. El debate era entre meter ya al portero de futuro (Green o Hart) o confiar en la experiencia e inseguridad de James. Capello otorgó su confianza a Green y este se encargó de echarla por tierra con un fallo de blocaje en el primer encuentro ante EEUU. Finalmente me haré eco del caso Scholes. Como hizo con Carragher antes, Capello intentó convencer a Paul Scholes – retirado de la selección desde la anterior cita europea- para que se incorporara al equipo de Sudáfrica. Scholes se negó y lo hizo, según recogió la prensa, porque el seleccionador esperó al último momento para realizar dicha propuesta. "Ya era demasiado tarde", respondió el del Manchester United. El jugador, todo un ejemplo de honestidad profesional, se negó aduciendo que no estaba mental ni físicamente preparado y que no quería defraudar a los aficionados.
Me sobran las razones por las que Fabio Capello debería dejar de ser seleccionador de Inglaterra – y a los aficionados también-. Algo que no tiene visos de suceder a corto o medio plazo debido al contrato del italiano –tiene una cuantiosa indemnización por despido- y a la incapacidad de la FA inglesa de gestionar la situación. Sólo me apetecía contar como por hache o por be el bueno de Fabio Capello mete la pata cada vez que tiene que tomar una decisión. Ahh y me olvidaba. Esta fue una de las buenas también. Un auténtico revuelo se montó cuando –ojo que esta es de traca- minutos antes del inicio de un amistoso contra Hungría anunció en una entrevista a la ITV que Beckham no volvería más a jugar con Inglaterra. ¡Vamos, que lo jubiló! Lo mejor es que no se lo había dicho personalmente aún al propio interesado. Alguien que no es, precisamente, un jugador con poco peso en el equipo.
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