No es Eric Cantona, ni tampoco Dennis Wise. No existe evidente parecido con Paul Gascoigne y tampoco es exactamente Wayne Rooney. Sin embargo John Terry comparte algo con los anteriores y es ser un auténtico ‘Enfant Terrible’ de los terrenos de juego del fútbol inglés. Lo suyo no es la excentricidad ni tampoco es llamar la atención. Simple y llanamente, él se busca sus propios problemas. El defensa del Chelsea es uno que tropieza dos veces con la misma piedra y que parece vivir cómodamente en el terreno de la polémica extradeportiva. Pues bien, como si del ajedrez se tratara, en donde el ataque a una pieza rival puede llegar a suponer indirectamente que el enemigo se cobre una pieza propia, el último affaire de John Terry acaba de provocar el primer daño colateral: la dimisión del seleccionador Fabio Capello.
La trayectoria deportiva de John Terry ha estado jalonada de polémicas, escándalos y altercados. En sus inicios se vio influenciado negativamente por la estela del más que controvertido mediocampista inglés Dennis Wise. Raro era el mes en el que The Sun o Daily Star no publicaran fotos o crónicas de las juergas de estos dos en la noche de Londres. Eso cuando no agredían a alguien o eran acusados de asalto. Con la salida de Wise y otros veteranos como Leboeuf, Desailly, Vialli y otros, a Terry le llegó la madurez. Incluso José Mourinho decidió nombrarle capitán. Durante unos años la vertiente gamberra del central quedó aparcada. Luego este volvió a salir a la palestra luego de que se descubriera que, por su cuenta y sin conocimiento del club, cobraba a aficionados por hacerles entrar en las instalaciones del club y presentarles a algunos jugadores. No mucho después fue su padre quien manchó el nombre de la familia después de ser descubierto por un periodista de investigación del News of the World vendiendo cocaína. Edward Terry, que así se llama su padre, admitió su culpabilidad en los tribunales y fue condenado. La más reciente diablura de Terry ocurrió en los prolegómenos del Mundial de Sudáfrica 2010 cuando se descubrió que este había mantenido un affaire con la ex compañera sentimental de Wayne Bridge, ex compañero suyo de vestuarios en el Chelsea y por entonces jugador del Manchester City. Aunque la fémina en cuestión estaba separada de Bridge, ambos mantenían hijos en común, algo que encendió más el asunto. Por aquella historia el jugador del Manchester City anunció que no iría a la selección para no compartir vestuario con Terry. Ello creó un ambiente enrarecido entre los habituales de los ‘Pross’ convirtiendo el vestuario entre aquellos a favor de Terry y aquellos que estaban en contra. Se habló más de aquello que de la convocatoria de Fabio Capello para el Mundial.
La última (supuesta) fechoría deja a Terry como un racista. Es necesario andar con todas las precauciones del mundo puesto que es un asunto que está en proceso de ser juzgado. Todo ocurrió en Loftus Road, el estadio del Queens Park Rangers, hace algunos meses cuando el Chelsea visitó al equipo local en partido de liga. En un encontronazo entre el Terry y el jugador del QPR Anton Ferdinand –a la sazón hermano de Río Ferdinand, jugador del Manchester United y segundo capitán de Inglaterra- el defensa Blue habría insultado y realizado comentarios racistas dirigidos a su entonces rival. Incluso, supuestamente, circulaba por Internet un video en el que se mostraba con cierta nitidez como Terry realmente vejaba a Ferdinand, aludiendo al color de piel del segundo. Inglaterra es un país bastante sensibilizado con el racismo por lo que esta polémica ocupó las primeras páginas de los diarios y medios de comunicación y ha trascendido a los juzgados y al hecho de que se cuestionara la idoneidad de que Terry representara a Inglaterra como capitán de la selección.
Y llegamos al punto que ha motivado la marcha de Capello. Don Fabio llevaba tras de sí varias estocadas cual toro de Mihura. Su trayectoria como seleccionador inglés no ha estado tampoco exenta de polémica. Y es que pese a toda la expectación y confianza con la cual los Pross afrontaban la cita mundialista se diluyó rápidamente por el penúltimo affaire Terry y por el rendimiento de los jugadores en Sudáfrica.
Dentro de este ambiente de alegría y positivismo los directivos responsables de la selección decidieron renovar a Capello antes del mundial, aumentando su sueldo y su cláusula de despido. La rumorología decía que clubes italianos estaban detrás del técnico para hacerse con sus servicios después del mundial. Aquello que pareció un sensato y magistral movimiento en los despachos desembocó en una mini-crisis. De repente los ingleses se habían dado cuenta de que Capello no era un nuevo Alf Ramsey que les iba a llevar a tocar las mieles del éxito como en el 1966. Pero claro, despedirle les iba a costar un ojo de la cara así que aguantaron con él. Le hicieron prometer que haría limpieza en el vestuario y que iba a dar la manija del equipo a los jóvenes. Con más o menos dificultades los ingleses se clasificaron para le Euro de Ucrania y Polonia y parecía que las aguas volvían a la calma.
David Bernstein y Fabio Capello en la previa de un partido de clasificación. |
Pero el nuevo affaire Terry y el estado de crispación que ha provocado en la opinión pública ha obligado a los ejecutivos a tomar la decisión de quitarle la capitanía al defensa del Chelsea, todo ello sin el consentimiento del seleccionador, manager y máximo responsable deportivo. Capello había quedado desautorizado. El técnico italiano apostaba por esperar al dictamen de la justicia para tomar una decisión. Pero claro, ello no iba a ocurrir hasta después del Europeo. Mientras, la postura de los ejecutivos era que a un jugador que había manchado su nombre en tantas ocasiones no podía dársele el beneficio de la duda. Así, Capello recurrió a la televisión italiana, la RAI, para despotricar contra los ejecutivos de traje y despacho por haberle ‘puenteado’ y eso no gustó nada en el seno de la Football Association. Incluso se llegaron a filtrar informaciones que afirmaban que el comportamiento del técnico suponía una ruptura del contrato y de sus obligaciones. Dentro de este ambiente enrarecido llegó una reunión al más alto nivel entre la parcela técnica de la selección (Capello y su mano derecha Franco Baldini) y los responsables ‘políticos’ (David Bernstein y Alex Horne, presidente y secretario general, respectivamente). Una parte ardía en deseos de ‘cargarse’ a Capello desde hace tiempo y ahora aún más por no seguir la línea ‘política’ de despojar a Terry de la capitanía, mientras que el técnico convencido desde hace tiempo que sus días con Inglaterra están contados y que no tiene el apoyo de la prensa, ni de los directivos veía con buenos ojos una ruptura amistosa de su relación contractual.
Este es para mí un triste final a la aventura de Capello como técnico inglés. El ex de Milan, Real Madrid y Roma se merecía, como mínimo, acudir al Europeo. Igualmente pienso que este no era un técnico adecuado para una selección como la inglesa. Inglaterra es un país muy particular, con su idiosincrasia y una forma muy especial de ver el fútbol. Ningún entrenador foráneo (fuera del espacio Reino Unido) jamás llegará a sacar el máximo rendimiento a esos jugadores. Primero porque hace falta conocer el fútbol que practican los ingleses. Es el mismo toda la vida y no van a cambiar su estilo. Después porque hace falta ganarse a los jugadores y difícilmente eso va a ocurrir si no se domina el mismo idioma. Únicamente una personalidad fuerte y marcada como la de Mourinho tendría papeletas para funcionar. Luego, claro está, tener un buen entrenador no es garantía de nada, porque son los jugadores los que sacan adelante una competición. Y eso, amigos ingleses, es harina de otro costal…