Dice Patrick Vieira [director deportivo del Manchester City] que la decisión de Alex Ferguson de traer de nuevo a la plantilla del Manchester United al entonces retirado Paul Scholes fue “un acto de desesperación”. Y claro, el técnico escocés, que tiene más tablas que nadie en esto del fútbol, recuerda a sus rivales que Roberto Mancini hace dos días dio opción de jugar a Carlos Tévez, del que el propio italiano dijo “no jugará nunca más en este club”. Yo, por mi parte, recuerdo como el Arsenal (más bien el técnico Arsène Wenger) decidió incorporar a otro ilustre retirado la temporada pasada: Jens Lehmann. La fatalidad hizo que los guardametas del Arsenal Wojciech Szczesny, Lukasz Fabianski, Vito Mannone y Manuel Almunia fueran cayendo lesionados uno detrás de otro allá por el mes de marzo. Entonces al técnico francés no se le ocurrió un mejor relevo que alguien a quien conocía, aunque para traerlo hiciera falta convencerlo para que volviera a estar en activo. Lehmann, de 41 años, firmó un contrato de tres meses y llegó a jugar únicamente un partido (Victoria del Arsenal sobre el Blackpool). Y yo digo: “Amigo Vieira, ¿qué es realmente un acto de desesperación?”
Scholes y Ferguson. ¿Quién lleva más años en el United? Foto: The Guardian. |
Hablamos de un jugador que ha acumulado 456 partidos jugados en la Premier League, diez títulos de liga, tres FA Cup, dos Ligas de Campeones y cuatro veces jugador del mes en Inglaterra, entre otros logros. Un futbolista, además, que no ha vuelto para tener un rol testimonial. Hasta ahora Scholes ha jugado nueve encuentros en los que el Manchester United no conoce la derrota (ocho victorias y un empate). “Si hablar de desesperación es conseguir que el mejor mediocampista inglés de los últimos 20 años vuelva con nosotros; sí, fue un acto de desesperación”, afirmó irónico Ferguson ante los medios. Según el técnico uno de los motivos que impulsaron a Scholes a la retirada es la imposibilidad de jugar más de 40 partidos por temporada. Contrariamente a lo que uno pueda pensar, estaba en la cabeza del jugador el tener más presencia en el equipo, mientras que el entrenador hubiera querido administrar mejor su potencial dándole menos partidos. “Siempre he intentado ser justo con Paul. Quiero dosificarle, aunque ello pueda no gustarle. ¿Cuántos partidos pueden quedarle a un jugador de 37 años?”, espetó.
Juegue más o menos partidos es indudable el efecto positivo que Scholes ha tenido en este Manchester United que ahora se encuentra en lo más alto de la Premier League. Allí, en Old Trafford tenemos dos ejemplos de la eterna juventud de un futbolista cuando miramos a Ryan Giggs y a Paul Scholes. Ambos, con sus presencias bien administradas por un entrenador inteligente, pueden dar muchos minutos de calidad a un equipo pese a las exigencias que siempre se piden por estar en el Manchester United. Uno ofrece desborde por la banda y centros milimétricos mientras que el otro es un auténtico pulmón en el centro del campo que trabaja insaciablemente por dificultar la circulación del contrario, robar el balón y servirlo a sus atacantes.
No todos los equipos pueden presumir de poder rehabilitar para la causa futbolística a jugadores de la talla de Paul Scholes. Tal es el caché de este que quien sabe si acabe siendo convencido por el futuro entrenador de los Pross para jugar con Inglaterra el próximo Europeo, todo ello a pesar de que se retiró de la selección antes del Mundial de Sudáfrica. Por su parte Alex Ferguson ya se ha apresurado a alabar el trabajo de Scholes y ofrecerle un contrato para la próxima temporada. Está en las manos del propio jugador. Él quiere jugar más partidos y su técnico sacar el mejor partido de su centrocampista. Inglaterra se pierde a un más que prometedor entrenador si el incansable Scholes decide seguir dándole patadas al balón en la Premier League otra temporada más.
2 comentarios:
Qué grande lo que está haciendo Paul Scholes. Lo jodido es que sale y sigue teniendo más recursos que muchos en su posición... Una leyenda viva.
Saludos.
para mi uno de los grandisimos. siempre me ha encantado.
un iniesta a la britanica
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