viernes, 23 de marzo de 2012

Scholes: vuelve el talismán a Old Trafford

Dice Patrick Vieira [director deportivo del Manchester City] que la decisión de Alex Ferguson de traer de nuevo a la plantilla del Manchester United al entonces retirado Paul Scholes fue “un acto de desesperación”. Y claro, el técnico escocés, que tiene más tablas que nadie en esto del fútbol, recuerda a sus rivales que Roberto Mancini hace dos días dio opción de jugar a Carlos Tévez, del que el propio italiano dijo “no jugará nunca más en este club”. Yo, por mi parte, recuerdo como el Arsenal (más bien el técnico Arsène Wenger) decidió incorporar a otro ilustre retirado la temporada pasada: Jens Lehmann. La fatalidad hizo que los guardametas del Arsenal Wojciech Szczesny, Lukasz Fabianski, Vito Mannone y Manuel Almunia fueran cayendo lesionados uno detrás de otro allá por el mes de marzo. Entonces al técnico francés no se le ocurrió un mejor relevo que alguien a quien conocía, aunque para traerlo hiciera falta convencerlo para que volviera a estar en activo. Lehmann, de 41 años, firmó un contrato de tres meses y llegó a jugar únicamente un partido (Victoria del Arsenal sobre el Blackpool). Y yo digo: “Amigo Vieira, ¿qué es realmente un acto de desesperación?”

Scholes y Ferguson. ¿Quién lleva más años en el United? Foto: The Guardian.

Hablamos de un jugador que ha acumulado 456 partidos jugados en la Premier League, diez títulos de liga, tres FA Cup, dos Ligas de Campeones y cuatro veces jugador del mes en Inglaterra, entre otros logros. Un futbolista, además, que no ha vuelto para tener un rol testimonial. Hasta ahora Scholes ha jugado nueve encuentros en los que el Manchester United no conoce la derrota (ocho victorias y un empate). “Si hablar de desesperación es conseguir que el mejor mediocampista inglés de los últimos 20 años vuelva con nosotros; sí, fue un acto de desesperación”, afirmó irónico Ferguson ante los medios. Según el técnico uno de los motivos que impulsaron a Scholes a la retirada es la imposibilidad de jugar más de 40 partidos por temporada. Contrariamente a lo que uno pueda pensar, estaba en la cabeza del jugador el tener más presencia en el equipo, mientras que el entrenador hubiera querido administrar mejor su potencial dándole menos partidos. “Siempre he intentado ser justo con Paul. Quiero dosificarle, aunque ello pueda no gustarle. ¿Cuántos partidos pueden quedarle a un jugador de 37 años?”, espetó.

Juegue más o menos partidos es indudable el efecto positivo que Scholes ha tenido en este Manchester United que ahora se encuentra en lo más alto de la Premier League. Allí, en Old Trafford tenemos dos ejemplos de la eterna juventud de un futbolista cuando miramos a Ryan Giggs y a Paul Scholes. Ambos, con sus presencias bien administradas por un entrenador inteligente, pueden dar muchos minutos de calidad a un equipo pese a las exigencias que siempre se piden por estar en el Manchester United. Uno ofrece desborde por la banda y centros milimétricos mientras que el otro es un auténtico pulmón en el centro del campo que trabaja insaciablemente por dificultar la circulación del contrario, robar el balón y servirlo a sus atacantes.

No todos los equipos pueden presumir de poder rehabilitar para la causa futbolística a jugadores de la talla de Paul Scholes. Tal es el caché de este que quien sabe si acabe siendo convencido por el futuro entrenador de los Pross para jugar con Inglaterra el próximo Europeo, todo ello a pesar de que se retiró de la selección antes del Mundial de Sudáfrica. Por su parte Alex Ferguson ya se ha apresurado a alabar el trabajo de Scholes y ofrecerle un contrato para la próxima temporada. Está en las manos del propio jugador. Él quiere jugar más partidos y su técnico sacar el mejor partido de su centrocampista. Inglaterra se pierde a un más que prometedor entrenador si el incansable Scholes decide seguir dándole patadas al balón en la Premier League otra temporada más.

viernes, 2 de marzo de 2012

Villas- Boas o sobrevivir en el banquillo caliente

Chelsea es uno de los clubes de la Premier League que más han cambiado de entrenador en el último lustro. Hasta seis entrenadores (Avram Grant, Felipe Scolari, Ray Wilkins, Guus Hiddink, Carlo Ancelotti y ahora André Villas-Boas) han pasado por el banquillo de Stamford Bridge desde que Jose Mourinho abandonara el club en septiembre de 2007. Desde que este se marchara solamente Carlo Ancelotti consiguió mantenerse más de una temporada completa. Roman Abramovich el propietario del club es un hombre exigente y nada paciente con sus técnicos. La clasificación para la Liga de Campeones no es aval suficiente y ni siquiera un título doméstico ha sido suficiente para contentar al magnate ruso. André Villas-Boas aterrizó en Londres aún bajo el influjo de sus recientes triunfos con el Oporto y contagiado por el aura de José Mourinho, del que fue ayudante en Oporto, Chelsea e Inter. La misión de este en Chelsea se antojaba más que difícil por tener que volver a hacer campeón (Liga de Campeones o Premier League) al equipo mediante una regeneración de la plantilla. Harto complicado. Tanto que ahora se está comprobando que los malos resultados y la falta de pedigrí del ex de Oporto están contribuyendo a crear un vestuario ingobernable que amenaza con cortarle la cabeza.

¿Por qué no funciona la fórmula Villas-Boas? No tiene jugadores. La actual plantilla del Chelsea está, más que nunca, falta de la calidad que aportan los grandes jugadores, esos decisivos que aparecen cuando el equipo más lo necesita. Un año más la vieja guardia del Chelsea sigue en el vestuario, sin haber perdido a ninguno de sus miembros y todavía con la máxima influencia. Tanto que siguen en las alineaciones. El club lleva dos años sin acertar con los fichajes. ¿Cuánto dinero ha salido del bolsillo de Abramovich? Se han pagado cantidades indecentes por Fernando Torres, Ramires, Romelu Lukaku, Gary Cahill, Juan Mata y David Luiz y sólo el ex del Valencia CF ha cumplido con las expectativas.

Fernando Torres. Empezó siendo un proceso de adaptación. Luego continuó con una baja forma, acrecentada por la presión. Ahora ni con entrenador nuevo ni obligado a jugar ante la falta de efectivos. Nada parece motivar al delantero español. El elevado coste de su fichaje y la necesidad de señalar a alguien por los malos resultados están haciendo que la saga Fernando Torres esté salpicando a André Villas-Boas. No debe ser agradable tener que responder preguntas sobre si este jugará o no, sobre si entiende su bajo estado de forma, sobre si debe venderse o no, todos los fines de semana.

Abramovich, cada vez menos unido a Villas-Boas. Daily Telegraph


Pues eso, que Villas-Boas tenía como tarea la de construir un gran Chelsea, un equipo de futuro que pudiera ganar títulos o como mínimo peleárselos a los dos de Manchester. Indudablemente ello pasaba por regenerar la plantilla. Traer savia nueva e intentar sacar lo máximo de su multimillonario fichaje Fernando Torres. No es fácil esto. Porque a ver quien se atreve a no poner a los Ashley Cole, Alex, John Terry, Frank Lampard, Nicolás Anelka, Didier Drogba… Inicialmente, aunque algo perjudicado personalmente, el portugués logró deshacerse de algunos componentes de este club como Anelka y Alex que fueron traspasados. John Terry se hizo imprescindible en el once y ha sido respaldado por el técnico en innumerables ocasiones, todo ello pese a que ha estado más en la prensa por sus problemas extradeportivos que por sus actuaciones en el campo. Ashley Cole ha jugado, pero ha estado tiempo lesionado también. Didier Drogba entraba y salía del once y no ha llegado a crear ningún fuego porque estuvo un mes fuera en la Copa de África de Naciones. Ahora, el hueso más duro de roer es el de Frank Lampard. Este es sin ningún género de dudas el jugador del núcleo duro del equipo con el que más fricción ha tenido Villas- Boas. Lampard se ha quedado fuera del once o de la convocatoria en ciertos partidos de importancia y sus declaraciones no han sido nada amistosas.

La última ocurrió hace una semana, cuando el técnico luso decidió no incluir en el once inicial ni a Cole, ni a Lampard ni a Essien en el partido de ida de la eliminatoria de Liga de Campeones contra el Nápoles. Un encuentro que los ingleses perdieron 3-1 en San Paolo. Las cosas no van bien cuando un presidente se mete en los asuntos técnicos. Pues eso sucedió después del partido. Abramovich, a través del director de fútbol Michael Emenalo, pidió explicaciones a Villas- Boas por haber dejado fuera a los mencionados jugadores.

Hace varias semanas y en medio de un panorama de crispación en Stamford Bridge el propio Villas-Boas declaró en rueda de prensa: “No me importa no tener el apoyo del vestuario. El apoyo que necesito es el de Abramovich”. Ni que decir tiene que este comentario no le ayuda nada a conseguir una armonía con sus jugadores. Además, estas palabras caen en saco roto porque el ruso no le ha apoyado públicamente manifestándose a favor de su continuidad, más bien todo lo contrario ahora que sabemos que se mostró molesto por el once del Chelsea contra Nápoles. Los jugadores saben que la posición de Villas- Boas es débil y aquellos con más tablas (no diré nombres) lo aprovechan para ‘piar’. Lampard acaba de filtrar a los periodistas que el ambiente en el vestuario no es el ideal, como todos ya sabemos por otra parte. ““Es cierto que existen problemas entre ciertos componentes del vestuario y el entrenador”, señaló el capitán.

Por si esto fuera poco no paran de crecerle los enanos a Villas-Boas. José Mourinho, mentor y supuesto amigo de este, no tiene otra cosa que hacer últimamente que ‘hacerle la cama’. Muchos han interpretado el viaje relámpago del técnico del Real Madrid a Londres como una forma de minar la posición del ya cuestionado entrenador del Chelsea. Ello se uniría a las ya pasadas declaraciones realizadas por Mourinho en la prensa inglesa en las que desvelaba su deseo de volver a Inglaterra. Si fuera al Chelsea, Abramovich sería el primero en alegrarse, claro.

Me resulta muy difícil creer que Villas-Boas vaya a terminar la temporada en el banquillo de Stamford Bridge. Cierto es que, de alguna manera, siento empatía por el ex del Oporto ahora mismo. No creo que sea un mal entrenador, pero sí que este club le viene grande. Además los elementos no le han acompañado para nada. Opino que la decisión de apostar por él no fue nada estudiada y que simplemente se intentó copiar la fórmula José Mourinho. Pero amigos, José Mourinho sólo hay (y habrá) uno en este mundo. El problema que tiene el Chelsea es el de encontrar un sustituto. Suena Fabio Capello para el corto plazo e incluso Mourinho para la próxima temporada, algo que está por ver. Si no, quizás Hiddink pueda volver a terminar lo que hace algunas campañas empezó.